jueves, 5 de abril de 2012

Expertos en procesos del Santo Oficio en México profundizan en unas jornadas de historia


Los procesos inquisitoriales realizados en México durante el siglo XVI y hasta principios del XIX, para controlar la conciencia y moral de los individuos, como la prohibición de ciertos libros y el castigo de la bigamia, fueron discutidos por más de 40 investigadores mexicanos y extranjeros.

Ello ocurrió en l un tercer coloquio sobre la Inquisición en la Nueva España, que se realizó del 12 al 14 de marzo, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Por primera ocasión, en el encuentro académico bianual se integró una mesa de discusión titulada Historias de vida, en la que se expusieron los testimonios de algunas personas que fueron juzgadas por el Santo Oficio, cuyas narraciones fueron recuperadas en expedientes de la Santa Inquisición, bajo resguardo del Archivo General de la Nación.

“A partir de las historias de algunos individuos que fueron juzgados, se profundizará en cómo eran los procesos de juicio, las creencias sociales y políticas del momento, así como la descripción geográfica del país, pues en muchos de los expedientes se detallan diversos lugares, principalmente de la antigua Ciudad de México, donde estuvo la sede del Tribunal Inquisidor”, informó la etnohistoriadora Adriana Rodríguez, coordinadora del coloquio, junto con la historiadora Evy Pérez de León.

El foro, titulado “Tercer Coloquio de la Inquisición en Nueva España: del antiguo régimen a los albores de la modernidad”, reunió a diversos investigadores versados en el tema, entre ellos estudiosos provenientes de las universidades de los estados de Missouri y Ohio (Estados Unidos); de la Stendhal-Grenoble III y Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (Francia); los centros de Estudios de Historia Religiosa y de Historia de Além-Mar (Portugal), y de renombradas instituciones mexicanas.

“El proceder de la Santa Inquisición en México tuvo variaciones significativas, que fueron determinantes en la forma de vida de la sociedad de la Nueva España”, dijo Adriana Rodríguez.

Agregó que “primero entre 1524 y 1532, con la llegada de los conquistadores, se ejerció la catequesis de los indígenas y el control de sus conciencias, a partir de las primeras órdenes de dominicos y franciscanos, bajo la denominación de Inquisición Monástica”.

“Posteriormente, añadió, de 1532 a 1571, se estableció la Inquisición Ordinaria o Episcopal, cuya jurisdicción de los procesos recaía en los obispos. Durante este periodo, el primer arzobispo de Nueva España, Juan de Zumárraga, ejerció tal poder (de 1532-1536) y sentenció a un cacique de Texcoco a ser quemado por acusaciones de idolatría y hechicería”.

De acuerdo con la etnohistoriadora del INAH, a partir de 1571 y hasta 1821 (Consumación de la Independencia) se instituyó el Tribunal del Santo Oficio con sede en la antigua Ciudad de México —en la actual calle República de Brasil, en el Centro Histórico—, con lo cual la jurisdicción inquisitorial recayó en autoridades conocidas como inquisidores.

“Si bien los inquisidores formaban parte del poder de la Iglesia, se consideraban como parte de un órgano eclesiástico autónomo que controlaba la moral de los individuos y estaban en ‘contra de la relajación de las costumbres’, como la blasfemia, la bigamia y la publicación de libros prohibidos, por mencionar algunas”.

“El Tribunal Eclesiástico, continuó, no permitía atentar contra el sacramento religioso del matrimonio —que era indisoluble pues la unión devenía del Dios supremo—, ni con el sostenimiento de relaciones sexuales fuera de él, por lo que la bigamia y el libertinaje sexual eran castigados”, explicó Adriana Rodríguez.

De igual forma, en otro panel, titulado Libros prohibidos, se presentaron el miércoles 14 de marzo, se analizararon los temas Confieso que he leído o por lo menos poseído memorias de libros particulares en la Nueva España.

Así como Licencias para imprimir los pronósticos de temporales, impresos de buena y segura astrología, siglo XVIII, en los que se abordará la censura ejercida por el Tribunal a lo largo de los siglos, contra las publicaciones que pusieran en duda la religión y poder político que devenía de lo divino.

“Algunas de las publicaciones remitidas y enclaustradas por la Inquisición fueron los códices -durante el periodo episcopal-, textos científicos, filosóficos, políticos e incluso comedias (donde generalmente se mofaban de personajes de la élite o del poder eclesiástico)”, comentó

Los autores más censurados fueron Newton, Aristóteles, Platón, Rousseau y Calvino, entre otros”, puntualizó la etnohistoriadora Rodríguez Delgado.

También se tocó el tema de Auto de fe, que era una de las sentencias establecidas por el Tribunal, que, según la especialista, consistía en que el reo escuchara misa en forma de penitente portando una mordaza, una coraza y una vela verde (que aludía a los herejes), elementos que lo identificaban como condenado; luego era exhibido en la calle y azotado entre 100 y 200 veces, como escarmiento para la población que observaba y en espera de la confesión y retractación del reo para ser conciliado por la Iglesia católica.

“Toda acusación debía tener un procedimiento inquisitorial —explicó Rodríguez—, sin embargo, según los expedientes recuperados en el Archivo General de la Nación, no todas las denuncias tenían procesos concluidos”.

Este tipo de procesos se integraban por una denuncia, seguida por la averiguación (interrogatorios) y ‘calificación de dichos y hechos’ (por inquisidores), posteriormente, la denuncia de oficio (donde la persona acusada contaba su vida y genealogía).

Le seguía la acusación (con presentación de testigos), continuaba con la asignación de un abogado, luego la rectificación de acusaciones y, finalmente, los votos (deliberación de inquisidores) y sentencias, que podían ser autos de fe, reclusión, destierro, trabajos forzosos y encierros en conventos donde hacían penitencia constante y eran catequizados”, detalló Rodríguez Delgado.

Subrayó que en algunas ocasiones se utilizó la tortura en la Nueva España, con instrumentos como el potro (sobre el cual el acusado era atado de pies y manos) y la toca (ahogamiento con agua) durante los interrogatorios.

“El Coloquio de la Inquisición en Nueva España… surgió en 2008 por iniciativa de alumnos de las licenciaturas de Historia y Etnohistoria de la ENAH, con la finalidad de conocer, profundizar y retroalimentarse con investigaciones en torno a la presencia de la Inquisición en México; desde entonces cada dos años se lleva a cabo el encuentro académico”, concluyó Adriana Rodríguez.

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