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Presentamos un punto de encuentro para interesados en la Historia Moderna, tanto para estar al día en todo lo relacionado con el modernismo como para servir de base de datos de recursos electrónicos útiles
Prof. Luz de Ulierte Vázquez
Universidad de Granada
La “Escuela de Priego” y el territorio de la Abadía de Alcalá la Real. Mateo y Antonio Primo, al servicio de los franciscanos
Los Aranda: Canteros para la Orden de San Francisco
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Los procesos inquisitoriales realizados en México durante el siglo XVI y hasta principios del XIX, para controlar la conciencia y moral de los individuos, como la prohibición de ciertos libros y el castigo de la bigamia, fueron discutidos por más de 40 investigadores mexicanos y extranjeros.
Ello ocurrió en l un tercer coloquio sobre la Inquisición en la Nueva España, que se realizó del 12 al 14 de marzo, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Por primera ocasión, en el encuentro académico bianual se integró una mesa de discusión titulada Historias de vida, en la que se expusieron los testimonios de algunas personas que fueron juzgadas por el Santo Oficio, cuyas narraciones fueron recuperadas en expedientes de la Santa Inquisición, bajo resguardo del Archivo General de la Nación.
“A partir de las historias de algunos individuos que fueron juzgados, se profundizará en cómo eran los procesos de juicio, las creencias sociales y políticas del momento, así como la descripción geográfica del país, pues en muchos de los expedientes se detallan diversos lugares, principalmente de la antigua Ciudad de México, donde estuvo la sede del Tribunal Inquisidor”, informó la etnohistoriadora Adriana Rodríguez, coordinadora del coloquio, junto con la historiadora Evy Pérez de León.
El foro, titulado “Tercer Coloquio de la Inquisición en Nueva España: del antiguo régimen a los albores de la modernidad”, reunió a diversos investigadores versados en el tema, entre ellos estudiosos provenientes de las universidades de los estados de Missouri y Ohio (Estados Unidos); de la Stendhal-Grenoble III y Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (Francia); los centros de Estudios de Historia Religiosa y de Historia de Além-Mar (Portugal), y de renombradas instituciones mexicanas.
“El proceder de la Santa Inquisición en México tuvo variaciones significativas, que fueron determinantes en la forma de vida de la sociedad de la Nueva España”, dijo Adriana Rodríguez.
Agregó que “primero entre 1524 y 1532, con la llegada de los conquistadores, se ejerció la catequesis de los indígenas y el control de sus conciencias, a partir de las primeras órdenes de dominicos y franciscanos, bajo la denominación de Inquisición Monástica”.
“Posteriormente, añadió, de 1532 a 1571, se estableció la Inquisición Ordinaria o Episcopal, cuya jurisdicción de los procesos recaía en los obispos. Durante este periodo, el primer arzobispo de Nueva España, Juan de Zumárraga, ejerció tal poder (de 1532-1536) y sentenció a un cacique de Texcoco a ser quemado por acusaciones de idolatría y hechicería”.
De acuerdo con la etnohistoriadora del INAH, a partir de 1571 y hasta 1821 (Consumación de la Independencia) se instituyó el Tribunal del Santo Oficio con sede en la antigua Ciudad de México —en la actual calle República de Brasil, en el Centro Histórico—, con lo cual la jurisdicción inquisitorial recayó en autoridades conocidas como inquisidores.
“Si bien los inquisidores formaban parte del poder de la Iglesia, se consideraban como parte de un órgano eclesiástico autónomo que controlaba la moral de los individuos y estaban en ‘contra de la relajación de las costumbres’, como la blasfemia, la bigamia y la publicación de libros prohibidos, por mencionar algunas”.
“El Tribunal Eclesiástico, continuó, no permitía atentar contra el sacramento religioso del matrimonio —que era indisoluble pues la unión devenía del Dios supremo—, ni con el sostenimiento de relaciones sexuales fuera de él, por lo que la bigamia y el libertinaje sexual eran castigados”, explicó Adriana Rodríguez.
De igual forma, en otro panel, titulado Libros prohibidos, se presentaron el miércoles 14 de marzo, se analizararon los temas Confieso que he leído o por lo menos poseído memorias de libros particulares en la Nueva España.
Así como Licencias para imprimir los pronósticos de temporales, impresos de buena y segura astrología, siglo XVIII, en los que se abordará la censura ejercida por el Tribunal a lo largo de los siglos, contra las publicaciones que pusieran en duda la religión y poder político que devenía de lo divino.
“Algunas de las publicaciones remitidas y enclaustradas por la Inquisición fueron los códices -durante el periodo episcopal-, textos científicos, filosóficos, políticos e incluso comedias (donde generalmente se mofaban de personajes de la élite o del poder eclesiástico)”, comentó
Los autores más censurados fueron Newton, Aristóteles, Platón, Rousseau y Calvino, entre otros”, puntualizó la etnohistoriadora Rodríguez Delgado.
También se tocó el tema de Auto de fe, que era una de las sentencias establecidas por el Tribunal, que, según la especialista, consistía en que el reo escuchara misa en forma de penitente portando una mordaza, una coraza y una vela verde (que aludía a los herejes), elementos que lo identificaban como condenado; luego era exhibido en la calle y azotado entre 100 y 200 veces, como escarmiento para la población que observaba y en espera de la confesión y retractación del reo para ser conciliado por la Iglesia católica.
“Toda acusación debía tener un procedimiento inquisitorial —explicó Rodríguez—, sin embargo, según los expedientes recuperados en el Archivo General de la Nación, no todas las denuncias tenían procesos concluidos”.
Este tipo de procesos se integraban por una denuncia, seguida por la averiguación (interrogatorios) y ‘calificación de dichos y hechos’ (por inquisidores), posteriormente, la denuncia de oficio (donde la persona acusada contaba su vida y genealogía).
Le seguía la acusación (con presentación de testigos), continuaba con la asignación de un abogado, luego la rectificación de acusaciones y, finalmente, los votos (deliberación de inquisidores) y sentencias, que podían ser autos de fe, reclusión, destierro, trabajos forzosos y encierros en conventos donde hacían penitencia constante y eran catequizados”, detalló Rodríguez Delgado.
Subrayó que en algunas ocasiones se utilizó la tortura en la Nueva España, con instrumentos como el potro (sobre el cual el acusado era atado de pies y manos) y la toca (ahogamiento con agua) durante los interrogatorios.
“El Coloquio de la Inquisición en Nueva España… surgió en 2008 por iniciativa de alumnos de las licenciaturas de Historia y Etnohistoria de la ENAH, con la finalidad de conocer, profundizar y retroalimentarse con investigaciones en torno a la presencia de la Inquisición en México; desde entonces cada dos años se lleva a cabo el encuentro académico”, concluyó Adriana Rodríguez.
Mientras que el Banco Central de Reserva del Perú sigue poniendo en circulación más monedas de la Serie Numismática "Riqueza y Orgullo del Perú", dos jóvenes emprendedores trabajan para hacer realidad el sueño de conformar la Sociedad Numismática de Tacna.
El numismático tacneño Paolo Quenta Loza ha recorrido varias regiones peruanas con la finalidad de encontrar monedas y billetes que le permitan conocer la historia del Perú.
En sus viajes logró conseguir una pieza de 8 reales, acuñada en el siglo XVI. Esta moneda pesa aproximadamente 27 gramos, fue acuñada artesanalmente a golpe de yunque y martillo en las casas de monedas de Potosí (Bolivia).
Esta pieza lleva el escudo coronado de la Casa Real de los Hasburgo y corresponde al periodo del rey Felipe II. La moneda es un testimonio de la época del Virreinato, cuando el Perú enviaba ingentes cantidades de plata a España.
Asimismo, cuenta con una de las primeras monedas independientes de América Latina. Se trata del ejemplar de 8 soles de las Provincias del Río de la Plata, acuñada por el Ejército Auxiliar del Perú, luego de ocupar Potosí en 1815, durante las guerras de Independencia de la actual Argentina.
Se le llamó sol, porque precisamente los argentinos, usaron la figura del sol de mayo en una de sus caras, en clara alusión a la Junta de Buenos Aires, y también al imperio incaico. La moneda quedó como un testimonio de esos tiempos difíciles.
Quenta Loza nos revela que a veces se imagina a "don José de San Martín llegando a independizar el Perú con un puñado de estas monedas en los bolsillos”.
Aproximadamente en el año 1872, los únicos departamentos que tuvieron bancos que emitían su propio billete fueron Trujillo, Piura, Arequipa, Lima y Tacna.
El Banco Central de Tacna, financió muchos proyectos de infraestructura en la ciudad sureña, como la antigua recova o mercado, e incluso amortizó al Ejercito del Sur durante la Guerra con Chile. Uno de sus gerentes fue el abuelo del historiador Jorge Basadre, Don Carlos Basadre.
El banco cerró sus operaciones poco antes de la ocupación chilena, el 26 de mayo de 1880. Cuatro años después, y en pleno cautiverio, reinició sus funciones bajo legislación chilena. Sus billetes fueron resellados como quintos bolivianos, y otros como pesos chilenos.
El banco cerró definitivamente sus operaciones en 1921, apenas 8 años antes de que Tacna retornara al Perú.
Quenta Loza, cuenta que logró conocer toda esta información estudiando un billete de 5 soles, emitido por el Banco Central de Tacna (1872), y otros billetes conseguidos en Tarapacá (Chile) emitidos durante la época de la guerra Perú-Chile.
En busca de un sueño
Lima y Arequipa tienen museos numismáticos bien equipados. “Ojala algún día Tacna también pueda seguir estos pasos y contar con uno similar que ayude a la comunidad a identificarse y sentir orgullo de la historia del Perú”, refirió.
Por el momento, junto al numismático Jorge Polo están intentando conformar una Sociedad Numismática de Tacna para promover exposiciones y animar a más personas a incursionar en esta afición para que puedan compartir sus colecciones, concluyó.
Toluca, Estado de México.- El próximo 10 de abril y hasta el 4 de septiembre del presente año, el Archivo Histórico de la Ciudad de Toluca, retoma las actividades del Ciclo de Conferencias “Historia de Toluca”, en las que se recibe la visita de investigadores y docentes de las más variadas áreas del conocimiento, con la intensión de ampliar el contenido de sus investigaciones para sus estudios de licenciatura, maestría y doctorado.
A lo largo de 12 años, ha incluido las investigaciones de más de 300 estudiosos entre historiadores, arquitectos e ingenieros, entre otros, que este año se darán cita en dos recintos: el Museo José María Velasco, del 10 al 19 de junio y en el Archivo Histórico Municipal de Toluca, todos los martes a las 16:00 horas, del 26 de junio al 4 de septiembre.
Este año, la primera conferencia estará a cargo del Lic. Darío Arzaba Mosqueda, con el tema “La Arquitectura Moderna en Toluca” y con ella se desprenden las más de 20 conferencias entre las que se encuentran “XXV Aniversario del Museo de Culturas Populares”, “Historia de la fotografía toluqueña”, “Tecaxic. Entre el arte y lo profano”, “Historia del inicio del automóvil en Toluca”, sólo por mencionar algunas.
Desde el año 2000, el Ciclo de Conferencias cumple con el objetivo de acercar una gran gama de temáticas sobre la evolución histórica de la capital mexiquense, con la intensión de comparar, la Toluca de hoy, con la de ayer.
El Archivo Histórico Municipal de Toluca se encuentra ubicado en Leona Vicario No. 303 Col. Santa Clara y el Museo José María Velasco en Sebastián Lerdo de Tejada No. 400, esq. Nicolás Bravo Colonia Centro, ambos en Toluca, México.